PRIMER VIAJE DE COLON IDA Y VUELTA
A LAS ANTILLAS
Por:
María Luisa Laviana Cuetos
Para organizar su viaje, Colón se dirige al puerto de Palos, cercano al
convento franciscano de La Rábida, llevando varios documentos reales, uno de
ellos dirigido a la propia villa de Palos para que, "por algunas cosas
fechas e cometidas por vosotros en deservicio nuestro", le proporcionen
dos carabelas completamente equipadas. No sin problemas, que Martín Alonso
Pinzón ayudó a superar, se organizó la famosa flota compuesta por la nao Santa
María (propiedad de Juan de la Cosa, que actuará de buque insignia, con Colón
dirigiéndolo) y las carabelas Pinta y Niña (propiedad de Cristóbal Quintero y
Juan Niño, respectivamente, y que serán capitaneadas por Martín Alonso Pinzón y
Vicente Yáñez Pinzón). Con una tripulación de un centenar de hombres (de 90 a
120, según los distintos cálculos, pero ningún sacerdote entre ellos), Colón
zarpa de Palos el 3 de agosto de 1492 y se dirige a la única colonia española
del momento, las Canarias, donde se demoran un mes, hacen algunas reparaciones
en la Pinta y cambian el velamen de la Niña. El 9 de septiembre comienza la
travesía del Atlántico, siempre hacia el oeste por el paralelo 28°-, durante 33
días. Conocemos los detalles del viaje, que fue facilísimo y transcurrió sin
problemas dignos de mención, gracias al Diario de a bordo escrito por Colón y
transmitido por el padre Las Casas. Así cuenta la llegada aquel histórico
viernes de octubre: "A las dos horas después de la media noche pareció la
tierra, de la cual estarían dos leguas. Amainaron todas las velas, y quedaron
con el treo que es la vela grande, sin bonetas, y pusiéronse a la corda,
temporizando hasta el día viernes que llegaron a una isleta de los lucayos, que
se llamaba en lengua de indios Guanahaní. Enseguida Colón efectuó la ceremonia
formal de la toma de posesión de la dicha isla por el Rey e por la Reina sus
señores". Guanahaní fue bautizada San Salvador y hoy se llama Watling, en
las Bahamas. Navegaron durante meses explorando las costas de varias islas a
las que pusieron nombres alusivos: Santa María de la Concepción (Runcay),
Fernandina (Long Island), Isabela (Crooked), Cuba (Juana, que creyó podía ser
Cipango) y Haití (española). El 25 de diciembre la Santa María encalló al norte
de la isla española, y con sus maderas se contruyó el fuerte de La Navidad, el
primer y fugaz establecimiento europeo fundado en América, exceptuando los
también fugaces, aunque no tanto, de los vikingos a comienzos del siglo XI.
Allí se quedarán 39 hombres, dado que la carabela Niña no podía absorber toda
la tripulación de la nave naufragada, y para entonces, además, hacía tiempo que
se había perdido contacto con Martín Alonso Pinzón, que estuvo mes y medio
navegando por su cuenta con la Pinta. A mediados de enero emprenden el regreso
a España, y Colón señala con precisión el único rumbo posible: nordeste cuarta
del este, hasta alcanzar el paralelo de las Azores. En realidad, este fue el
verdadero descubrimiento: no llegar a América sino volver y contarlo. Y a quien
primero lo contó Colón fue al rey de Portugal, pues el mal tiempo lo desvió y
llegó a Lisboa el 4 de marzo. Mientras, Martín Alonso llegaba a Bayona
(Galicia) y solicitaba ser recibido por los Reyes Católicos, sin lograrlo, y
ambas carabelas arriban a Palos el 15 de marzo de 1493. El viaje había durado
32 semanas. Martín Alonso muere a los pocos días y Colón atraviesa toda España
(causando sensación por donde pasaba con sus indios, papagayos, y demás) para
ir a Barcelona, donde lo recibieron los Reyes Católicos con gran solemnidad, y
donde confirmaron sus privilegios santafesinos.
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